Mini viaje musical por los conciertos para piano del s. XX

¡Que no os asuste la música clásica del s XX!… Si miráis las 3 esculturas de arriba, todas son del s. XX, y puede que a uno le guste el estilo innovador y abstracto del Kandisky, o que otro prefiera lo conservador de La sirenita de Copenhague, y habrá quien elija la de Giger, figurativa pero moderna a la vez.

Algo similar ocurrió con la música del s. XX, donde podremos disfrutar tanto de música de estilo «clásico», hasta la más vanguardista, pasando por un sinfín de estilos más o menos audaces, donde cada autor mezclaba el estilo clásico o romántico (o incluso más antiguos), con influencias de estilos más propios del s. XX, dando lugar a todo un vergel de obras para todos los gustos.

La lista de corrientes musicales o estilos en el s. XX es muy amplia, pero trataremos de recorrerlos rápidamente en esta audición. Y para ello hay que empezar a decir que la búsqueda de nuevas fórmulas artísticas no fue una actitud única del s. XX, sino que en los siglos anteriores también hubo siempre ese interés entre los compositores, creando algunos grandes escándalos musicales en su día (ej. Beethoven) aunque los cambios estilísticos transcurrieron de forma mucho más pausada. Pero es una de las cosas que nos hace humanos, tratar siempre de mejorar e ir más allá…

En el anterior Mini viaje musical del Romanticismo llegamos a conocer bastantes compositores románticos, y también nacionalistas, pero no podemos ahora pasar directamente al s. XX sin mencionar que, entre una época y otra, surgieron muchas cosas importantes….

Primero tenemos a Los Cinco rusos (Balákirev, Cui, Músorgski, Rimski-Kórsakov y Borodín) y sus espectaculares obras orquestales, cromáticas y con lenguajes musicales exóticos, que llenaron de ideas frescas a otros posteriores compositores.

Y tras la época del Romanticismo, el estilo no terminó allí, sino que en la 2º mitad del s. XIX surgieron unas corrientes denominadas:

Romanticismo tardío«, con obras musicales románticas consideradas obsoletas para su época, pero que trajeron enormes obras y autores, y una culminación del Romanticismo. En este estilo podríamos enmarcar al revolucionario Wagner (1813-1883) y al último Liszt (1811-1886). Pero después de ellos, y hasta la actualidad, fueron muchos los compositores que optaron por ser fieles al estilo romántico, a pesar de los cambios musicales imperantes en cada época.

Posromanticismo, continuista del Romanticismo, pero que buscaba mejorarlo con nuevas vías de expresión en su musicalidad, aumentando el tamaño de las orquestas, exprimiendo al máximo el cromatismo o siendo más audaces con lo permitido musicalmente hasta entonces. Tuvo figuras muy destacadas como Richard Strauss (1864-1949) o Mahler (1860-1911) , aunque también podríamos hablar de Rachmaninov (1873-1943) , considerado la culminación del Postromanticismo, quien además trajo nuevos horizontes a la técnica pianística con sus difíciles ejecuciones. Otro compositor muy relevante y novedoso fue Scriabin (1872-1915) en su última época compositiva, aunque su único concierto para piano no es de sus obras más interpretadas y no lo añadiremos. Oigamos mejor los Conciertos 2 (1901) y 3 (1909) de Rachmaninov

Y es que hay que decir que, antes del s. XX, e incluso antes del Impresionismo (finales del s. XIX), ya hubo disputas con las innovaciones musicales (aunque esto en realidad ha ocurrido a lo largo de toda la Historia de la Música). Existió en la 2º mitad del s. XIX un cisma entre quienes defendían el continuismo del Romanticismo, y quienes abogaban por darle al estilo novedosas vertientes. Fue llamado la «Guerra de los románticos», en cuyos dos «bandos» existían, por un lado, los defensores de la música de Brahms (1833-1897) y Clara Schumann (1819-1896), y de la postura del continuista Conservatorio de Leipzig, fundado por Mendelshonn (1809-1847); y por otro lado, los defensores de los avances ya mostrados por Liszt, Wagner y de la corriente musical llamada Nueva Escuela Alemana.

No es difícil imaginar que, en cada «bando», se premiaría a unos compositores, y se querría censurar o apartar a otros, dependiendo del estilo en que compusiera cada uno en cada círculo artístico. Imposición que, posteriormente, veríamos de forma mucho más radical en los regímenes autoritarios del s. XX, como el nazismo o el comunismo, donde muchos compositores se vieron obligados a componer, a su pesar, en el ya obsoleto estilo romántico, mientras que otros optaron por el exilio para poder desempeñar musicalmente sus inquietudes vanguardistas en otros países.

Aunque en el s. XX también existieron épocas y lugares donde cada compositor pudo elegir libremente en qué forma escribir sus obras, teniendo su propio público, y dando lugar a una buena variedad de estilos de la que podemos disfrutar ahora.

Para terminar con el romanticismo tardío, oigamos por ejemplo el 2º Concierto de Medtner (1880-1951), de 1927, que se lo dedicó a Rachmaninov (quien ya dedicó anteriormente su 4º concierto a Medtner)

Pero no fue hasta finales del s. XIX, cuando surgió en Francia una revolución musical, el Impresionismo, que heredaba el nombre de la corriente artística pictórica, ya que, en realidad, el Impresionismo de las Artes Plásticas surgió unas pocas décadas antes que el musical. En las pinturas impresionistas, las imágenes eran sugeridas mediante puntos o manchas, y los colores mostraban atmósferas irreales o transmitían sensaciones; pero el Impresionismo musical sólo podía expresarse mediante el sonido, por lo que los compositores recurrieron a nuevas fórmulas: en el timbre de las orquestas o conjuntos de instrumentos, o a la forma de agruparlos en las secciones musicales. También usando armonías exóticas con modos y escalas poco usadas por entonces, o en el caso que nos ocupa del piano, buscando novedosas formas de ejecución para obtener determinadas sonoridades.

Se considera a Debussy (1862-1918) el pionero y más importante autor en este estilo, quien, aunque tuvo un comienzo musical convencional, creó verdadera sensación en el estreno de «Preludio a la siesta de un fauno», en 1894. Aunque hay que decir que hay otros compositores franceses que pueden considerarse precursores del Impresionismo de Debussy, como Fauré (1845-1924) y su personal y sugerente estilo, o Satié (1866-1925) y su excéntrica pero genial personalidad musical.

Sin embargo, Debussy no escribió ningún concierto para piano que podamos poner aquí… ¡pero no os perdáis su música para piano solo, todo un hito del repertorio pianístico!. Otros compositores impresionistas destacados fueron, por ejemplo, el austrohúngaro Schmidt (1874-1939) y el francés Roussel (1869-1937), de quienes tampoco tenemos conciertos para piano.

Para la 1º audición impresionista, vayamos al algo posterior Ravel (1875-1937), el más importante impresionista junto a Debussy. Quizás no fue totalmente impresionista, pero sí abrazó decididamente el estilo, aunque incorporando un sello personal y añadiendo influencias del jazz o del folclore de varios países, como el español. Escribió 2 conciertos para piano, uno para la mano izda, excelente, pero mi favorito es el otro, el de Sol Mayor (ambos escritos entre 1929 y 1931).

Aunque se considera que la época del Impresionismo musical francés abarca desde finales del s. XIX hasta principios del XX, fue algo tan importante que permaneció en la música hasta la actualidad, influyendo a multitud de compositores de todo el mundo, en mayor o menor medida. Por ejemplo, surgió el llamado Impresionismo musical inglés, donde la influencia no vino solo del impresionismo francés, sino quizás también de la previa irrupción de Delius (1862-1934), de quien su música cromática y de sorprendentes armonías contrastaba con la música académica británica de su época, más conservadora y nacionalista. De los británicos que usaron impresionismo en algunas de sus obras citaremos a Ireland (1879–1962) muy inspirado por Debussy y Ravel (aunque también por otro importantes compositores) y a Cyril Scott (1879-1970), quien incluso fue apodado «el Debussy inglés», aunque en realidad los dos eran autores muy diferentes. Oigamos un concierto de cada uno de ellos:

El impresionismo cruzó fronteras y océanos para mostrarse de alguna manera en multitud de obras. Compositores de muchos países crearon nacionalismo musical pero mezclado con elementos impresionistas. Por ejemplo, el polaco Szymanowski (1882-1937) se influenció tanto del impresionismo como del estilo del romántico Chopin. En España podemos encontrar ejemplos de compositores nacionalistas que también estuvieron influenciados por el Impresionismo. como Falla (1876-1946), Albéniz (1860-1909), Turina (1882-1949), etc.

También es muy probable que oigamos mucho impresionismo en las BSO de la Historia del cine…

Para finalizar con el Impresionismo, pongo una última audición, ejemplo de que el estilo es universal y eterno, así encontramos al finlandés Rautavaara (1928-2016), quien escribió este hermoso concierto en 1998.

Entrando en el Modernismo musical, que se considera que comenzó en la década de 1910, nos encontramos en un intervalo de pocos años con una «explosión» de estilos y compositores de diversas partes del mundo, siendo la más conocida la llamada «Nueva Escuela de Viena«, que fue liderada por Schönberg y sus pupilos Berg y Webern. Buscaban romper con los estándares de la música tonal existente hasta entonces, y buscar fórmulas musicales que encajaran con la corriente artística del Expresionismo. Para ello comenzaron escribiendo música atonal, pero en los años 20, Schönberg desarrolló la técnica del dodecafonismo, iniciada en 1919 por Josef Matthias Hauer, y que consiste en darle en la música la misma importancia a cada una de las 12 notas de una escala, a diferencia de la música tonal, que determinaba mayor importancia a la nota tónica de cada tonalidad. Oigamos un concierto de Schönberg que usó esta técnica:

Berg, por su parte, escribió en el mismo estilo, pero con una mayor influencia del dramatismo aportado por el anterior Romanticismo, mientras que Webern siguió profundizando en el dodecafonismo, logrando un desarrollo que posteriormente derivaría en el estilo conocido como Serialismo, donde no sólo se tienen en cuenta los 12 tonos, sino que se utiliza el sistema también para otros factores como el ritmo, la dinámica o el timbre. Desafortunadamente ninguno de los 2 escribió conciertos para piano que podamos poner aquí.

Por otro lado, en Francia, varios compositores, en un momento dado, se denominarían como un grupo llamado Les Six, aunque en realidad tenían estilos diferentes entre ellos. Su música era más accesible que la expresionista, suponiendo una reacción contraria a esta, aunque también con la intención de aportar novedades estilísticas y mayor riqueza tímbrica. Entre ellos, Poulenc y Milhaud escribirían en un estilo que se acerca al Neoclasicismo, corriente musical que se acerca a estilos muy anteriores, como el Barroco o el Clasicismo, retomando de estos elementos como el contrapunto, el concerto grosso o la vuelta a la música de cámara, aunque empleando armonías y timbres más audaces. Poulenc abrazó el Dadaísmo, corriente que buscaba romper con las convenciones artísticas, mientras que Milhaud incluso trabajó con la bitonalidad o politonalidad. Oigamos un concierto de cada uno de ellos.

En Italia surgió el Futurismo musical, estilo que profundizaba en el uso del ruido como un elemento musical más, inspirándose en los sonidos industriales o de los diversos medios de transporte, y que tendría gran influencia durante el siglo XX, usándose por ejemplo en bandas sonoras de películas. Desgraciadamente no pude encontrar ningún concierto parta pìano en este estilo.

En EEUU también surgieron compositores vanguardistas, siendo Charles Ives el pionero, y teniendo poco éxito en su época, aunque posteriormente se le reconoció su genialidad. Usó en sus obras el bitonalismo y pantonalismo, mezclando distintas músicas que sonaban al mismo tiempo, creando sorprendentes atmósferas. De él oiremos su Concierto Emerson, obra inacabada y que se considera un borrador del movimiento de mismo nombre de su posterior Sonata Concord.

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